sábado, 24 de abril de 2010

Ventajas de escribir una novela corta


El lector actual ya no gusta de las novelas con varios tomos, generalmente prefiere leer textos que no sobrepasen las trescientas páginas

El modo de vida moderno provoca que muchas personas amantes de la lectura aprovechen el tiempo que deben pasar en el metro o en los aviones para leer.

Las grandes distancias a recorrer dentro de una ciudad para ir al trabajo, al médico, a alguna visita familiar o a encontrarse con amigos, ha producido cambios en los hábitos de lectura de manera que ya es difícil que alguien se lea un libro sentado tranquilamente en la sala de su casa, a menos que esté de vacaciones.

También la dinámica familiar moderna, donde la madre y el padre salen a trabajar y cuando regresan a casa se ven obligados a atender las necesidades de sus hijos, bien sean las tareas escolares, escuchar sus inquietudes, compartir un momento frente al televisor con ellos, trae como consecuencia que un grueso de personas vayan tarde a la cama y no gocen de mucho tiempo para leer algunas páginas antes de dormir.

El tiempo del que dispone el lector y la extensión de un capítulo dentro de una novela

Si comprendemos que el tiempo que mayormente pasa solo un individuo amante de los libros, es precisamente aquel destinado a trasladarse por la ciudad o por el país en función de trabajo, podemos concluir que ese es su momento preferido para leer.

Sin embrago, estos intervalos de espera mientras debe trasladarse de un sitio a otro, son relativamente cortos por lo que se puede deducir que el lector prefiere novelas de capítulos cortos que no le consuman mucho tiempo de lectura para acabarlos.

También si el lector dispone de unos minutos antes de dormir, preferirá terminarse el capítulo completo en un intervalo relativamente corto, por lo que un capítulo de una diez páginas le caerá como anillo a su medida.

¿Por qué el lector no prefiere los cuentos si dispone de poco tiempo para leer?

Si bien la moda se hace general y es duradera cuando se adapta a las necesidades del público y el libro de cuentos cortos fue muy reclamado por los lectores veinte años atrás, lo cierto es que la novela es en la actualidad el género preferido por los lectores.

La influencia de los medios televisivos en el público puede que haya influido en este gusto por la novela, o por las historias relativamente largas, con unidades cortas, estructuradas con cierta independencia una de otras.

La televisión trabaja sus historias en función del número de televidentes que enciende su televisor en el momento de trasmitirla, cuando ellos ven que el público declina le dan fin a la historia, aunque cabe señalar que también tienen otros parámetros para medir la extensión de una telenovela o algún serial televisivo.

¿Por qué el lector suele rechazar las novelas muy largas?

El lector lee por placer y en la actualidad una novela demasiado larga le debe agobiar antes de empezar a leerla porque se siente ahogado por la mecánica de la vida cotidiana.

En cambio una novela no muy larga, le puede estimular a leer porque sabe que podrá terminar de leerla en medio de la rapidez con que se desenvuelve la cotidianidad y en medio de la competencia que ejercen con el libro, los medios masivos de comunicación, entre ellos la internet.

Ventajas de escribir una novela relativamente corta

Se considera novela breve aquella que no sobrepasa las 150 páginas, pero no estamos hablando de este tipo de texto.

Nos referimos a la ventaja que representa conocer el gusto y la necesidad del lector a la hora de escribir una novela y a través de estos parámetros darle la extensión adecuada a una novela.

Si un escritor actual decide escribir una novela que no sobrepase las trescientas páginas estará dándole al público lector un producto que le facilitará su lectura y goce estético.

miércoles, 14 de abril de 2010

El escritor, mendigo de lectores

La verdadera obsesión de un escritor es ser leído por los demás, al punto de que es capaz de regalar sus libros con tal de conquistar a un lector

La falta de sentido práctico


Generalmente, el ego de un escritor es mucho más grande que su fortuna, al punto de que es capaz de sacrificar la venta de sus libros, con tal de ser reconocido por el público.

Para la mayoría de los escritores, la obra que se forja en la soledad no es más que un manojo de ideas a compartir que solo se completan cuando otra persona las lee.

¿Para qué decir palabras si no hay oídos alrededor?.

El terror de los amigos

De esta manera, cuando un escritor se acerca a sus amigos, ellos sienten el impulso de salir corriendo para que no les eche sus papeles inéditos en los bolsillos.

Y si los amigos son otros escritores, a menudo se escucha la misma frase de amenaza : " si me lees, te leo".

Además, el escritor en su obsesión de mendigar lectores se convierte en la vergüenza de sus familiares que a cada rato le aconsejan que no le insista a los conocidos para que le lean.

Mendigo de lectores

Mendigar público es manía de los creadores que no se cansan de buscar consumidores de arte para sus proyectos.

Así como el pintor mendiga paredes entre sus conocidos para colgar sus cuadros, el escritor mendiga a alguien que lo lea.

Incluso, es capaz de pagar para tener lectores-consultores-editores que le ayuden a despejar sus ideas, a saber que lo escrito tiene un sentido que sirve para algo que no merece quedarse dentro de una gaveta.

La distribución del libro

Generalmente las editoriales no ponen su dinero en promover autores poco conocidos y aunque en ocasiones los publiquen, no les hacen campaña de publicidad.

La suerte de un libro es incierta, solo se salva si es descubierto por algún crítico importante que quiera publicar algún comentario favorable que despierte su venta.

Pero generalmente, lo que llega a manos de la crítica es porque la editorial lo recomienda, o sea lo promueve.

Frustración

Por tal motivo, los escritores poco conocidos que llegan a ser publicados se sienten frustrados no solamente porque su libro no se venda, si no también porque no se lee.

Algunos escritores sienten el impulso de regalar sus libros y no esperar pacientemente a que la editorial los vaya vendiendo de a poco.

Incluso, llegan a comprarle los libros a la editorial para regalarlos y de esa manera darse un poco de publicidad a si mismos.

Contratos

Por lo general cuando un autor no es conocido, no le queda más remedio que firmar un contrato poco beneficioso con la editorial. Lo más común es que reciba el 10% sobre la venta de cada ejemplar.

Además, es usual es que le entreguen un número de copias de su libro de manera gratuita que oscila según los intereses de cada editorial, puede que sean 30 ejemplares para el autor o 7.

El autor utiliza estos ejemplares para promoverse a si mismo, pero cuando se le terminan, si desea continuar promoviéndose, o desea ser leído, debe comprar los libros a la editorial. Por supuesto que a un menos precio que el público, pero de todas maneras le cuesta dinero de su bolsillo.

Cabe señalar que aún con todas estas desventajas, es importante para un escritor novel publicar con estas editoriales porque es la única esperanza para ver si algún día, alcanza a tener suficientes lectores.

Conclusión

No es tan malo para un escritor mendigar lectores aunque le caiga pesado a sus amigos o se convierta en vergüenza de la familia porque es su necesidad como creador, aunque debe de estar preparado para que le den un no.

No obstante, conviene señalar que mendigar lectores es una idea que el escritor no debe limitar a su círculo de amistades, si no más bien extender hacia afuera, tal vez donando libros a las bibliotecas, enviándolos a la prensa, mandándolos por su cuenta a las librerías. Quizás algún día, alguien venga a mendigarle uno de sus libros.

lunes, 12 de abril de 2010

Escribir por encargo

Si bien es una salida para aquellos escritores que no han logrado ganar mucho con sus publicaciones, tiene el riesgo de que el autor no sea bien remunerado.


Riesgos del oficio

Cuando un escritor decide trabajar por encargo, es como si se convirtiera en obrero de la escritura porque el material escrito nunca le pertenecerá.

El escritor que escoge este camino no es libre porque siempre debe de trabajar sobre una idea ajena que por lo regular es una idea vendible.

El mayor riesgo de un escritor por encargo es que no le paguen o no le paguen bien, por tal motivo es recomendable que antes de comenzar un proyecto, el autor firme un contrato legal donde quede plasmado cuáles serán sus honorarios.

Ventajas del oficio

El autor puede ganar dinero para sobrevivir, haciendo lo que mejor sabe hacer, escribir.

Realizando este tipo de trabajo comercial, el autor puede ganar en experiencia en la medida en que aprenda a convertir en literatura materiales diversos y poco literarios.

El escritor adiestra su autodisciplina para cuando le llegue el momento de escribir sobre su propia obra.

Agencias para escritores por encargo

Las agencias para escritores por encargo, consiguen a los clientes que desean pagar por convertirse en autores ficticios.

De esta manera, las agencias sirven de intermediarias a los escritores de oficio para conseguir un proyecto determinado en que trabajar.

Si un escritor decide asociarse con una de estas agencias, no tendrá que salir en busca de clientes, pero deberá compartir la ganancia con sus representantes.

¿Quiénes son los clientes?

Generalmente son personas que tienen deseos de convertirse en autores y pueden pagar a los escritores de oficio para que les hagan la tarea.

Algunas celebridades suelen escribir sus memorias o sus biografías, pero no son escritores y pagan para que alguien los convierta en autores, cosa que les da prestigio y más dinero porque todo lo que hacen las celebridades se convierte en oro.

Otros clientes desean hacer libros internos para sus empresas, otros incluso pretenden convertirse en autores de ficción y presentan una idea para que otro se la escriba y así sucesivamente.

Requisitos que le exigen al escritor

Lo primero que una agencia de este tipo le exige al autor es discreción porque el nombre del verdadero escritor nunca aparecerá en el trabajo y este jamas deberá revelar su participación en el mismo.

El escritor debe de ser versátil y adaptarse a diferentes estilos literarios, en otras palabras saber imitar la escritura de otros, convertirse en camaleón literario que se pasee por las páginas del libro sin ser descubierto.

El resto de los requisitos son comunes a los que exige cualquier otra empresa, disciplina, rapidez, eficacia, etc.

¿Venderle el alma al diablo?

Escribir por encargo es un oficio que ha existido a través de los tiempos y seguirá existiendo por la necesidad que tienen los autores de sobrevivir.

Puede que algún escritor se pregunte si vale la pena escribir para que otra persona sea reconocida como autor, pero lo cierto es que para qué quiere un verdadero autor, ser reconocido en alguna idea ajena.

Tampoco es algo para avergonzarse, simplemente es un trato comercial donde cada parte se lleva lo suyo. La agencia, su ganancia, el autor ficticio, su reconocimiento y, o , su comisión de venta, el autor verdadero su dinero.

Conclusión

Ser autor por encargo es una salida económica que además de dinero, aporta experiencia y oficio para el autor.

El autor debe de precisar con la agencia o directamente con el cliente, cuál será su ganancia por participar en el proyecto antes de comenzar a trabajar en él.

Si el autor decide hacer este tipo de trabajo por cuenta propia, debe de tener en cuenta, no solo el dinero que le ofrezca el cliente antes de comenzar, si no también si la idea es vendible o no porque si es vendible, debe de exigir una parte de la ganancia.

miércoles, 7 de abril de 2010

Escribir desde la semi-inconsciencia


Algunos escritores se refieren al proceso de creación como un momento de trance, en otras palabras como si alguien les dictase lo que tienen que escribir. Este llamado trance no es más que la concentración que logra el autor con el mundo imaginado.

Por tal motivo algunos profesores de creación literaria recomiendan a los autores principiantes que no piensen y escriban todo lo que les viene a la mente para que de esta manera puedan llegar a experimentar esa conexión con su yo interno.

Generalmente a los escritores les llegan las ideas por imágenes y las van escribiendo en la medida en que aparecen, sin tener una conciencia de lo quieren decir, es como un estado catártico de comunicación con su imaginación.

La imaginación es la secuencia de imágenes con las que el autor va creando una historia, independientemente de la necesidad de estructurar y organizar el material que escribe.

Algunos escritores comienzan una obra determinada por el final, otros por el medio y luego van reconstruyendo la anécdota y dándole un orden para que el lector la pueda entender. No necesariamente comienzan a escribir con una idea clara de la estructura.

Muchas veces el escritor termina una obra y no tiene conciencia de lo que quiso decir. Ni si esta debe de ser publicada o no, solo cuando pasa algún tiempo y vuelve sobre ella, es capaz de determinar qué hará con ella.

En ocasiones los autores sufren un bloqueo creativo y no pueden conectarse con el mundo de su imaginación, durante estos períodos, los escritores suelen sufrir porque el estado ideal de un creador es crear.

Lo recomendable en esos casos es que el escritor no se obsesione y se relaje, que salga a vivir despreocupadamente porque todas las experiencias nuevas le irán nutriendo, hasta que vuelva a encontrar la conexión que necesita a través de lo más simple, tal vez en una persona que cruza la calle o en una taza de café.

En otras palabras, cuando la imaginación se va, el autor debe salir a conquistarla como si fuese un guerrero que va a la pelea seguro de vencer. De seguro la encontrará en el mundo que le circunda o en su mundo interno y personal (recuerdos, sensaciones, lecturas).

Tal vez a un autor le de más placer escribir que ver una obra terminada porque cuando pone punto final a una historia es como si el mundo de su imaginación muriera y esto le produce tristeza. Entonces, en ese punto, no le queda más remedio que tratar de encontrar otro mundo imaginado para volver a estar en paz consigo mismo.

El llamado trance del escritor es un momento de éxtasis del creador porque imaginar mundos y lograr concentrarse en ellos, puede producir mucha felicidad.

Cuando un autor está comunicado con el mundo de imágenes que le trae la inspiración, se ausenta del mundo que le circunda, puede que le hablen, puede que existan ruidos, pero a él no sentirá porque está en trance, en catarsis.

Algunos escritores de obras famosas han realizado sus obras en medio de la adversidad, tal vez en la noche, al lado de la línea del tren, iluminándose con un farol. Todo es posible porque durante el momento de creación el artista está en comunión con su imaginación en estado pleno de concentración.

En conclusión, el trance de la creación no es más que la comunicación que establece el creador con el mundo imaginado y está se da cuando el escritor está inmerso en ese universo de imágenes que le vienen a la cabeza y escribe sin tener conciencia de lo que plasma en el papel, es como escribir desde el sueño, desde la semi-inconsciencia.

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