miércoles, 14 de abril de 2010

El escritor, mendigo de lectores

La verdadera obsesión de un escritor es ser leído por los demás, al punto de que es capaz de regalar sus libros con tal de conquistar a un lector

La falta de sentido práctico


Generalmente, el ego de un escritor es mucho más grande que su fortuna, al punto de que es capaz de sacrificar la venta de sus libros, con tal de ser reconocido por el público.

Para la mayoría de los escritores, la obra que se forja en la soledad no es más que un manojo de ideas a compartir que solo se completan cuando otra persona las lee.

¿Para qué decir palabras si no hay oídos alrededor?.

El terror de los amigos

De esta manera, cuando un escritor se acerca a sus amigos, ellos sienten el impulso de salir corriendo para que no les eche sus papeles inéditos en los bolsillos.

Y si los amigos son otros escritores, a menudo se escucha la misma frase de amenaza : " si me lees, te leo".

Además, el escritor en su obsesión de mendigar lectores se convierte en la vergüenza de sus familiares que a cada rato le aconsejan que no le insista a los conocidos para que le lean.

Mendigo de lectores

Mendigar público es manía de los creadores que no se cansan de buscar consumidores de arte para sus proyectos.

Así como el pintor mendiga paredes entre sus conocidos para colgar sus cuadros, el escritor mendiga a alguien que lo lea.

Incluso, es capaz de pagar para tener lectores-consultores-editores que le ayuden a despejar sus ideas, a saber que lo escrito tiene un sentido que sirve para algo que no merece quedarse dentro de una gaveta.

La distribución del libro

Generalmente las editoriales no ponen su dinero en promover autores poco conocidos y aunque en ocasiones los publiquen, no les hacen campaña de publicidad.

La suerte de un libro es incierta, solo se salva si es descubierto por algún crítico importante que quiera publicar algún comentario favorable que despierte su venta.

Pero generalmente, lo que llega a manos de la crítica es porque la editorial lo recomienda, o sea lo promueve.

Frustración

Por tal motivo, los escritores poco conocidos que llegan a ser publicados se sienten frustrados no solamente porque su libro no se venda, si no también porque no se lee.

Algunos escritores sienten el impulso de regalar sus libros y no esperar pacientemente a que la editorial los vaya vendiendo de a poco.

Incluso, llegan a comprarle los libros a la editorial para regalarlos y de esa manera darse un poco de publicidad a si mismos.

Contratos

Por lo general cuando un autor no es conocido, no le queda más remedio que firmar un contrato poco beneficioso con la editorial. Lo más común es que reciba el 10% sobre la venta de cada ejemplar.

Además, es usual es que le entreguen un número de copias de su libro de manera gratuita que oscila según los intereses de cada editorial, puede que sean 30 ejemplares para el autor o 7.

El autor utiliza estos ejemplares para promoverse a si mismo, pero cuando se le terminan, si desea continuar promoviéndose, o desea ser leído, debe comprar los libros a la editorial. Por supuesto que a un menos precio que el público, pero de todas maneras le cuesta dinero de su bolsillo.

Cabe señalar que aún con todas estas desventajas, es importante para un escritor novel publicar con estas editoriales porque es la única esperanza para ver si algún día, alcanza a tener suficientes lectores.

Conclusión

No es tan malo para un escritor mendigar lectores aunque le caiga pesado a sus amigos o se convierta en vergüenza de la familia porque es su necesidad como creador, aunque debe de estar preparado para que le den un no.

No obstante, conviene señalar que mendigar lectores es una idea que el escritor no debe limitar a su círculo de amistades, si no más bien extender hacia afuera, tal vez donando libros a las bibliotecas, enviándolos a la prensa, mandándolos por su cuenta a las librerías. Quizás algún día, alguien venga a mendigarle uno de sus libros.

1 comentario:

Felix Anesio dijo...

Patetica pero real vision de la "humillante" y a la vez "gloriosa" condicion del escritor. En lo personal me he visto en ese dilema,al pricipio y al final del mismo. Me explico; ya se me agoto la corta edicion de Cronicas Aldeanas (115 ejemplares); me quedan unos pocos, y claro esta, necesito al menos 2 o 3 para muestra de referencia de la proxima edicion corregida y aumentada, como corresponde. Y que me ha sucedido? Que hoy mismo--como si fuese un sortilegio-- me llaman a gritos desde Brazil, desde Puerto Rico y desde Malaga, pidiendome el libro. Hoy estoy ante un dilema salomonico (partir en dos al nino) o sea, decidir a quien se lo vendo y a quien no... Y me dolera esta decision, porque son gente que si lo van a leer y a disfrutar, los conozco de alguna buena manera en el campo virtual, o por ser amigos o conocidos de mis amigos en la diaspora y que forman parte de toda una red de seres que se aunan misteriosamente alrededor de un libro. Aqui pago entonces el justo precio al pasar de "mendigar", a ser de alguna bella manera "mendigado". Los caminos del arte son sorprendentemente complejos y quizas, asi como Dios, actuan de misteriosas maneras. Parte de ese misterio usted, Carme Duarte lo vaticina o profetiza en su blog.
Gracias una vez mas.

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