miércoles, 20 de abril de 2011

Cuando la realidad es inexplicable


Algunos estudiosos afirman que los escritores literarios tienen una mirada muy particular de la realidad circundante y por ello son capaces de ofrecer a sus lectores una visión determinada de la vida que termina distinguiendo sus obras de las demás.


Sin embargo, otros afirman que los escritores por lo general, deben las ideas de sus obras a la vida azarosa que les ha tocado vivir y por ello pueden trasmitir a su público, aspectos de la realidad poco comunes que les identifica.


Experiencia de vida y sensibilidad.


A pesar de esta vieja disputa sobre las cualidades personales que forman a un escritor, deberíamos añadir la confusión que en ocasiones suelen tener los escritores en su cabeza.


Es común que las personas que se dedican a escribir literatura, en ocasiones no puedan distinguir entre su mundo imaginario y la realidad.


¿Puede la realidad superar la imaginación?


Existen anécdotas muy singulares que cuentan algunos escritores.


En una mañana soleada, Iba un escritor caminando con sus perros por una arboleda preciosa y de repente, escuchó a una cotorra llamarle por su nombre.


Su primera reacción fue de sorpresa porque nunca en su vida había tenido una cotorra y mucho menos una que supiese su nombre.


A pesar de la curiosidad que le despertó el ave, decidió continuar su camino, pero la cotorra comenzó a revolotear sobre su cabeza repitiendo insistentemente su nombre.


Entonces se detuvo y la saludó, la cotorra viró su cabeza para mirarle bien, le devolvió el saludo y enmudeció.


El escritor, creyendo que ahí moría el diálogo que el ave, le hizo una reverencia a modo de despedida y siguió su camino.


Pero la cotorra volvió a emprender su persecución, volando casi al nivel de su cabeza para posarse de árbol en árbol, repitiendo su nombre.


A partir de ese momento, el escritor se llenó de pánico y renuente a tener un diálogo serio con la cotorra, se lanzó a correr con sus perros, hasta que el ave, dolida por su desprecio, desapareció del cielo.


Si una cotorra desconocida te llama por tu nombre.


Podemos sugerirle a los escritores principiantes algunos consejos, en caso de que una cotorra callejera les llame por su nombre.


No piense nunca que lo soñó porque es muy probable que lo haya vivido.


No se asuste, porque cosas como estas le van a seguir sucediendo.


No le de más vueltas en la cabeza, poco importa si lo vivió o lo imaginó.


No deje de escribirlo y por favor, agréguele todo lo que se le ocurra.

4 comentarios:

Teresa Dovalpage dijo...

Bueno, a mí nunca me ha hablado una cotorra, pero con mis perros y gatos me comunico muy bien...tenemos tremendos diálogos..."Acuérdate del helado de chocolate".
¡Muy bueno tu artículo!
Cariños desde Taos...

Felix Anesio dijo...

articulo provocador de reflexiones. creo que uno se las pasa ficcionandolo todo, la realidad no se sabe ya que es, la ficcion quizas sea la realidad, la vigilia el suenio y viceversa, y de esa "confusion" salen cosas interesantes en la escritura; de hecho creo que nunca he escrito una verdad, todo ha sido falseado, mezclado, batido anacronicamente y de ahi me han salido cosillas como el cuento "susan parodan" que creo ha gustado. asi veo yo las cosas!!!

Felix Anesio dijo...
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Anónimo dijo...

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